¿Sabrías cómo eliminar metales pesados del cuerpo? Los metales pesados se acumulan en nuestro organismo y pueden causarnos graves enfermedades. Su presencia en el agua, el aire y en la cadena alimenticia hace muy difícil evitar que nos expongamos a ellos.
Te contamos cuáles son los 5 metales pesados más perjudiciales, qué enfermedades causan y cómo podemos ir eliminándolos para evitar su acumulación en nuestro organismo.
¿Qué son los metales pesados?
Los metales pesados son un grupo de elementos químicos de densidad alta (más de 5 gramos por cm3). En realidad, este concepto se usa como sinónimo de metales tóxicos, ya que por ejemplo incluye al neurotóxico aluminio que, sin embargo, químicamente no es un metal pesado.
No todos los metales pesados son dañinos para nuestro organismo. Algunos de ellos como el zinc o el hierro, siempre en bajas concentraciones, son esenciales para nuestra salud. Sin embargo, hay otra serie de metales pesados que suponen un serio riesgo si nos exponemos a ellos.
A continuación, te hablamos de los 5 metales pesados más perjudiciales para el organismo.
Mercurio
El mercurio es un metal pesado muy tóxico para el medioambiente. De forma natural se encuentra en la parte rocosa de la corteza terrestre, por ejemplo en depósitos de carbón.
Se utiliza en interruptores eléctricos, obturaciones dentales, bombillas de luz fluorescente, pilas y en algunos desinfectantes. También está presente en los vapores que se generan al quemar carbón o en peces que lo hayan ingerido.
Las emisiones de mercurio a la atmósfera pueden deberse a fenómenos naturales, como en la erupción de volcanes o en incendios forestales, aunque es la actividad humana la que ha hecho aumentar de forma notable la exposición a este elemento. Por ejemplo, el mercurio se usa comúnmente en el proceso de refinado del oro.
Arsénico
El arsénico es un elemento natural de la corteza terrestre, que encontramos en la tierra, en el agua y en el aire, normalmente transportado por el polvo que se lleva el viento.
También determinados procesos agrícolas e industriales liberan arsénico a la atmósfera, por ejemplo, en el procesamiento de vidrio, protectores de la madera, adhesivos metálicos, el curtido de pieles o la fabricación de plaguicidas.
Presenta dos estados: el orgánico y el inorgánico, siendo éste mucho más tóxico.
Según datos de la OMS, los altos niveles de arsénico inorgánico se deben sobre todo al hábito del tabaquismo, al consumo de agua contaminada y a su uso para preparar alimentos y para regar. De hecho, se ha demostrado que el arroz proveniente de extremo oriente contiene altas tasas de mercurio.
Plomo
El plomo es otro de los elementos que, de manera natural, forman parte de la corteza de la tierra.
En la antigüedad se usaba para fabricar sistemas de drenaje, canalizaciones e incluso cosméticos. A día de hoy, el plomo se utiliza para fabricar contenedores de materiales radiactivos o sustancias químicas peligrosas, plásticos, cerámicas y aleaciones para soldaduras.
La exposición al plomo es una de las enfermedades profesionales más graves. Fuera del área profesional, la exposición al plomo puede producirse por la ingesta de bebida o comida, como los mariscos y la leche, o por la inhalación de vapores presentes en el aire.
Níquel
El níquel está presente en los suelos, el agua y las plantas. Se utiliza en numerosos procesos metalúrgicos y podemos encontrarlo en muchos productos de uso cotidiano como monedas, joyas o piezas del automóvil.
El humo del tabaco contiene níquel, así que fumar o estar expuesto a ese humo es una de las vías de exposición. Otras vías que nos exponen a sus efectos nocivos son las de ámbito profesional, al respirar los vapores de soldaduras, o bien al beber agua o ingerir alimentos contaminados como el té, café, chocolate, soja, frutos secos, harina de avena, etc.
Aluminio
El aluminio es el elemento metálico presente en mayor cantidad en la corteza terrestre y se encuentra en los alimentos, el agua, el aire y el suelo.
Tiene un alto uso industrial y está presente en la fabricación de cables e hilos conductores, en la construcción, en la industria del automóvil, en la elaboración de pinturas y en aparatos y utensilios domésticos.
Su utilización es masiva en la fabricación de envases y como papel para envolver alimentos. Lo encontramos también en cosméticos, desodorantes, cremas, comidas preparadas, fórmulas infantiles e inyecciones terapéuticas, tan en boga en nuestros días…
Según datos de la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR), un adulto promedio en EE. UU. ingiere aproximadamente 7 a 9 miligramos (mg) de aluminio al día en los alimentos.
Cómo nos exponemos a los metales pesados
Debido a los múltiples usos que las diversas industrias dan a los metales pesados, nuestra exposición se ha ido incrementando cada vez más.
Las formas en que estamos expuestos a su toxicidad son varias:
- El aire. La contaminación ambiental hace que el aire contenga partículas tóxicas que inhalamos al respirar.
- El agua. Las tuberías de plomo o una incorrecta descontaminación del agua puede hacernos ingerir estas partículas al ducharnos, beber agua, limpiar y preparar alimentos.
- Las tierras agrícolas. Pueden estar contaminadas por riego o por filtraciones que contengan estos elementos.
- Los alimentos. Por migración de compuestos químicos procedentes del envase al producto que contiene.
- Uso tópico. Cosméticos y desodorantes que cuentan con derivados del aluminio en su composición.
- La actividad laboral. La extracción y manipulación de metales pesados conlleva mayor riesgo de exposición.
¿Qué enfermedades producen?
Te nombramos algunas de las diversas patologías que pueden producir los 5 metales pesados más perjudiciales:
- Mercurio. Es altamente tóxico para el sistema nervioso, el sistema inmunitario, los pulmones, el tracto digestivo y los riñones. Las sales de mercurio tienen acción corrosiva en la piel y en los ojos.
La exposición mantenida causa trastornos neurológicos y del comportamiento, como temblores, afectación neuromuscular, disfunciones motoras, trastornos cognitivos, pérdida de memoria y cefaleas.
- Arsénico. La intoxicación aguda cursa con vómitos, dolor abdominal y diarrea seguidos de entumecimiento en las extremidades y, en algunos casos, la muerte.
La exposición constante causa una intoxicación crónica con lesiones cutáneas que pueden derivar en cáncer de piel. Otros tipos de cáncer asociados a este metal pesado son el de pulmón y el de vejiga. También conlleva afectaciones en el desarrollo, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
- Plomo. La intoxicación aguda se manifiesta en alteraciones digestivas, hepáticas y renales que causan vómitos, dolor abdominal, convulsiones y coma.
La exposición crónica puede derivar en neuropatías, cefaleas, debilidad, fatiga, dolor muscular, temblores, cambios en el comportamiento, alucinaciones, pérdidas de memoria y alteraciones renales y hepáticas.
- Níquel. La exposición a altas dosis tiene efectos muy adversos como alergias en la piel, cuando es por contacto, o mareos, fallos respiratorios y embolia de pulmón por inhalación. También se ha reportado que la psoriasis está muy relacionada con los niveles de níquel en el organismo.
La exposición mantenida a largo plazo puede derivar en bronquitis crónica, problemas cardíacos y diversos tipos de cáncer (pulmón, laringe, nariz o próstata).
- Aluminio. Una exposición continuada a este metal provoca efectos adversos en nuestra salud. Una inhalación frecuente puede desencadenar problemas respiratorios y afectar a la funcionalidad del sistema nervioso, el cual, según los estudios citados por la estadounidense ATSDR, es altamente susceptible a este elemento.
Igualmente, personas con patologías renales, almacenan grandes depósitos de aluminio y suelen desarrollar enfermedades óseas y cerebrales. Su acumulación en el organismo está estrechamente vinculada a la enfermedad de Alzheimer, el Parkinson y a la esclerosis múltiple.
Por suerte, el silicio, otro oligoelemento presente en el organismo de forma natural y con múltiples beneficios, actúa como quelante de algunos metales pesados como el aluminio, el plomo y el arsénico. Gracias a esta propiedad, un producto como G7 Neuro Health es capaz de combatir los efectos nocivos del aluminio, principal inductor de estrés oxidativo en el cerebro.
¿Cómo eliminar metales pesados del cuerpo?
¿Quieres saber cómo eliminar metales pesados del cuerpo? Aunque no pueden eliminarse del todo, es aconsejable adoptar medidas preventivas que eviten su acumulación excesiva:
- Consumir alimentos orgánicos y ecológicos, libres de contaminantes.
- Incluir en la dieta alimentos que ayudan a la eliminación de algunos de estos metales como el cilantro que contribuye a eliminar el plomo y el mercurio y el brócoli que estimula la depuración del organismo.
- Tomar comprimidos de Alga Chlorella, con gran capacidad de eliminar toxinas y metales pesados del organismo.
- Silicio orgánico. El silicio orgánico va un paso más allá, ya que a su propiedad para reducir la absorción intestinal de los metales pesados y aumentar la eliminación por la orina une la característica de ser muy específico y no eliminar a otros metales beneficiosos como el hierro y el cobre. Por ello, se le considera un potente neuroprotector al disminuir la acumulación de aluminio en el sistema nervioso y un excelente depurativo por promover la eliminación de distintos metales pesados por la orina.
Además de G7 Neuro Health, que actúa contra el estrés oxidativo e incrementa la concentración, la memoria y la agilidad mental, dispones de G7 Siliplant que también contribuye a la depuración de metales pesados y toxinas por su contenido en silicio orgánico y además promueve el cuidado de tus articulaciones, piel, cabello y uñas.
Tomar medidas para evitar su acumulación y toxicidad y saber cómo eliminar metales pesados del cuerpo nos protege de muchas patologías.
Cuidar tu alimentación, intentar evitar los ambientes excesivamente contaminados y realizar, contar con un suplemento natural como el silicio te ayudará a mantener el organismo limpio de estos elementos.
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