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Déficit de Vitamina D. Qué es y cómo debes evitarlo

Déficit de Vitamina D. Qué es y cómo debes evitarlo

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persona tomando el sol

¿Sueles estar cansada y con molestias musculares? Aunque son síntomas inespecíficos, puede que tengas déficit de vitamina D. Tal y como revela la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral en su metaanálisis, es un problema frecuente en España y a nivel mundial.

La vitamina D tiene una estrecha relación con el mantenimiento óseo. Por un lado aumenta la absorción intestinal y la reabsorción renal de calcio y fósforo. Por otro moviliza el calcio en los huesos y participa en su remodelación. Y no solo eso. También tiene una importante función en el sistema nervioso, muscular e inmunitario. Se ha visto incluso que posee acción antitumoral.

Parece bastante importante, ¿verdad? ¡Lo es! Especialmente para prevenir la osteoporosis. Así que continúa leyendo y aprende cómo mejorar tu salud aún más.

¿Qué causa el déficit de Vitamina D?

Generalmente, se considera que existe déficit de vitamina D (o hipovitaminosis D) cuando los niveles en sangre de calcidiol, un metabolito de dicha vitamina, están por debajo de 20ng/mL.

La principal causa es la insuficiente exposición al sol, que es la vía principal para su obtención. Sin embargo, puede haber otras razones:

  • Escaso aporte en la dieta.
  • Trastornos de malabsorción intestinal como la celiaquía.
  • Enfermedades hepáticas o renales que impiden su activación.
  • Medicamentos que interfieren con la capacidad del organismo de absorberla o convertirla. Por ejemplo algunos corticoides, antiepilépticos o la rifampicina.

Ciertas patologías como la osteoporosis o el hiperparatiroidismo también lo favorecen. Además los lactantes, los niños, los ancianos, aquellos con piel más oscura y las personas con sobrepeso u obesidad tienen mayor riesgo de sufrirlo. ¡Y cuidado si estás embarazada! Tus requerimientos de vitamina D son mayores y puedes caer más fácilmente en un déficit.

¿Cuáles son las consecuencias del déficit de Vitamina D?

Ante carencias puntuales es probable que no notes nada. Pero si se prolonga como puede ocurrirte en los meses fríos, son síntomas comunes el cansancio, la debilidad o los dolores musculares.

De cualquier modo, el mayor impacto del déficit de vitamina D se lo lleva el hueso, ya que hay una pérdida de densidad ósea. Esto se traduce en un aumento del riesgo de sufrir osteoporosis, riesgo de caídas y fracturas. En casos severos provoca raquitismo en niños y osteomalacia en adultos.

Las complicaciones pueden ir más allá, ya que se ha visto que hay un mayor riesgo de padecer:

  • Cáncer de colon, próstata y mama.
  • Enfermedades autoinmunes como diabetes mellitus tipo 1, esclerosis múltiple o artritis reumatoide.
  • Síndrome metabólico, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares e hiperparatiroidismo secundario.

¿Cómo podemos obtener la Vitamina D y evitarlo?

1. Nuestro gran amigo el Sol

Existen dos tipos de vitamina D: el ergocalciferol (vitamina D2) y el colecalciferol (vitamina D3). En la piel tenemos un precursor que es transformado en colecalciferol cuando nos da el sol. Te sorprenderá saber que el 90-95% de nuestros depósitos de vitamina D proceden de esta vía, condicionada por la propia intensidad de la luz solar.

Por otro lado, cuanto más mayores y más morenos de piel somos, menor capacidad de síntesis tenemos. Además, las cremas solares bloquean el proceso casi en un 100%. ¡Pero no dejes de protegerte! Prudencia ante todo. Con una exposición cortita de unos 15 minutos en brazos y cara es suficiente.

2. La alimentación: No la olvides

El 10% restante de vitamina D lo obtenemos a partir de la dieta. Podemos encontrar colecalciferol de forma natural en:

  • Principalmente pescados grasos como el salmón, el atún o la sardina.
  • Hígado de res y otras vísceras.
  • Queso.
  • Yema de huevo.
  • Hongos.

Igualmente hay alimentos enriquecidos tanto con colecalciferol como con ergocalciferol:

  • Leche y otros lácteos.
  • Margarina.
  • Cereales de desayuno.
  • Zumos.
  • Bebidas de soja.

A pesar de que entidades sanitarias como los Institutos Nacionales de Salud de EEUU se empeñan en establecer recomendaciones diarias de consumo, la realidad es que dependen de cada persona y el lugar donde viva. El sexo, la edad, el color de piel, el clima… todo influye en nuestras necesidades diarias.

3. La suplementación también es importante

Aun con una buena alimentación es común padecer una deficiencia de vitamina D. Estamos acostumbrados a hacer vida interior, y si a eso le sumamos el confinamiento actual por la COVID-19, ¡apaga y vámonos! Como he mencionado antes, el principal problema es la falta de exposición solar.

En este contexto, la suplementación es indispensable, siempre controlada bajo consejo médico o farmacéutico. Por nuestra parte te recomendamos tomar Orgono Articomplex. Además de aportar los múltiples beneficios del silicio orgánico en la piel, huesos y articulaciones, contiene vitamina D3 y compuestos que potencian su actividad. Con un sobrecito al día por las mañanas combatirás el déficit de vitamina D.

No descuides este problema. Exponte prudentemente al sol dentro de tus posibilidades, aliméntate bien y supleméntate. ¡Te mereces cuidarte!

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