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enfermedades de los huesos

Enfermedades de los huesos: patologías habituales y cómo evitarlas

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Entre otras funciones, los huesos conforman nuestro esqueleto, le dan sostén al cuerpo y nos permiten movernos y desplazarnos.

Por su solidez pueden parecernos estructuras estáticas, pero lo cierto es que los huesos están formados por tejido vivo y se regeneran a lo largo de toda la vida.

En ese proceso dinámico y de regeneración constante, el tejido «viejo» es eliminado para ser reemplazado por hueso nuevo. 

Mientras que en la infancia y la adolescencia existe un equilibrio positivo, a medida que nos hacemos mayores se puede perder tejido óseo más rápido de lo que se produce el nuevo.

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Esto puede dar lugar a la aparición de enfermedades de los huesos o enfermedades óseas. Además, los huesos también pueden sufrir patologías que pueden manifestarse en cualquier etapa de la vida, incluida la infancia y la adolescencia.

Ahora bien, el hecho de que no sean estructuras estáticas o inertes también nos da la posibilidad de actuar, hasta cierto punto, para prevenir la ocurrencia de enfermedades y favorecer que nuestros huesos estén fuertes y sanos.

Ocurre por ejemplo con el colágeno, un componente esencial de nuestro organismo en general y nuestros huesos en particular, pues les da forma y ayuda a que estén fuertes, sólidos.

Respecto al colágeno, podemos actuar garantizando un buen aporte para el mantenimiento de unos huesos en estado óptimo. Asimismo, cubrir las necesidades de colágeno de nuestro cuerpo puede contribuir a contrarrestar problemas óseos; por ejemplo, ante la pérdida de masa ósea, de la que hablaremos más adelante.

Enfermedades de los huesos, ¿a qué se deben?

A pesar de ser estructuras robustas y aparentemente inertes, los huesos no son inmunes a sufrir enfermedades. 

Como hemos visto, el tejido óseo está vivo y, más allá de las fracturas y fisuras por traumatismos, puede padecer diferentes problemas patológicos, incluida la degeneración asociada a la edad que ya hemos mencionado.

Esa disminución en la renovación del tejido óseo es natural hasta cierto punto, pero en algunas personas el fenómeno puede intensificarse y convertirse en un problema de salud importante. Es lo que se suele denominar pérdida de masa ósea o de densidad ósea

No obstante, no todos los problemas de hueso se deben a la pérdida de densidad o el debilitamiento de la estructura ósea. 

En realidad existen múltiples causas que pueden dar lugar a enfermedades de los huesos: una mala nutrición, enfermedades genéticas o hereditarias, infecciones, etc.

En cualquier caso, cabe destacar que, aunque pueden aparecer a cualquier edad, a medida que nos hacemos mayores es más común experimentar enfermedades de los huesos.

¿Cuáles son las principales enfermedades que afectan a los huesos?

Existen muchos tipos de enfermedades óseas, así como una amplia variedad de agentes causantes. Entre ellas se incluyen las siguientes:

enfermedades de los huesos, ilustración osteoporosis
  • Osteoporosis: se trata de una patología, bastante conocida, en la que tiene lugar una pérdida de masa ósea a una velocidad mucho mayor de la que se produce. En consecuencia, los huesos se vuelven más frágiles y quebradizos. Dicho de otra manera, son mucho más susceptibles a sufrir fracturas.
  • Osteomalacia: esta enfermedad ósea es causada principalmente por la carencia de vitamina D. Se trata de una condición en la que los huesos se debilitan como consecuencia de una mineralización alterada. 

Al igual que en la osteoporosis, los huesos se vuelven más susceptibles a las roturas. Sin embargo, en este caso también es común que aparezca debilidad muscular, dolor de huesos y calambres, entre otros síntomas.

  • Osteomielitis: a diferencia de las anteriores enfermedades de los huesos, la osteomielitis se origina debido a un patógeno que causa una infección. El agente infeccioso, por lo general, es un estafilococo. Para ser exactos, en la mayor parte de los casos la infección está producida por la bacteria Staphylococcus aureus.
  • Cáncer de hueso: el cáncer también puede afectar a los huesos, ya sea porque se origina en el tejido óseo o porque llega a él desde otras partes del cuerpo debido a una metástasis. Esta última es la situación más habitual, sobre todo en adultos donde es poco frecuente que el cáncer se origine en los huesos. 

En cualquier caso, los cánceres óseos propiamente dichos más frecuentes son el osteosarcoma, el condrosarcoma y el tumor o sarcoma de Ewing.

¿Cómo evitar sufrir enfermedades de los huesos?

No en todos los casos podremos evitar padecer una enfermedad ósea, como ocurre, por ejemplo, en el caso de patologías genéticas. 

Sin embargo, sí hay cosas en nuestra mano que pueden ayudarnos a reducir las probabilidades de sufrirlas, retrasar su aparición y evitar su empeoramiento o ralentizar su progresión.

Una premisa fundamental para protegernos ante estas enfermedades es mantener nuestros huesos lo más fuertes posible.

Para lograr ese objetivo será indispensable cuidar nuestra dieta que, además de saludable, variada y equilibrada; debe ser rica en calcio y vitamina D

Estos nutrientes nos ayudarán a tener y mantener unos huesos robustos y resistentes. Sin embargo, no son los únicos que necesitaremos para que nuestros huesos estén en óptimas condiciones.

Nuestra alimentación también debe aportarnos suficiente magnesio, ácido fólico, zinc, fósforo y vitaminas B6, C y K.

Todos estos nutrientes son esenciales para una buena salud ósea desde que concluimos la etapa de la pubertad. 

Por tanto, cuanto antes comencemos a incluirlos en nuestra alimentación, mejor. Eso nos ayudará a llegar a edades avanzadas con huesos en las mejores condiciones posibles.

En cualquier caso, nunca es tarde para comenzar a proporcionarle a nuestros huesos los nutrientes que necesitan. 

Otro oligoelemento clave para unos huesos saludables es el silicio orgánico. Este mineral esencial para el organismo, presente tanto en células óseas como en las que constituyen los cartílagos, tiene un papel central en la formación de los huesos y en el mantenimiento del tejido conectivo.

Esto significa que el silicio resulta fundamental para unos huesos sólidos y unos cartílagos flexibles.

De hecho, mediante estudios in vitro se ha podido comprobar, por ejemplo, que el silicio tiene la capacidad de incrementar la mineralización de los osteoblastos (células del hueso).

Particularidades en la alimentación y estilo de vida

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Para reducir la probabilidad de sufrir patologías óseas es importante prestar atención a la manera en la que nos alimentamos y a nuestro estilo de vida, ya que este determinará en gran medida nuestros requerimientos.

Si la forma en la que comemos (preferencias, restricciones, intolerancias, etc.) no cubre o no nos garantiza que cubramos todas nuestras necesidades nutricionales, lo mejor será incorporar un suplemento

Este nos puede ayudar a reforzar nuestra alimentación con los nutrientes idóneos para la salud de nuestros huesos.

Lo mismo ocurre si practicamos deportes muy exigentes o si estamos sometidos a mucho estrés. 

También si sufrimos alguna enfermedad crónica o atravesamos una etapa especialmente demandante para nuestro cuerpo, como un embarazo, la menopausia o una convalecencia por enfermedad o por una intervención.    

Todas estas son situaciones en las que, aunque llevemos una alimentación bastante saludable y equilibrada, es fácil quedarnos cortos en lo que al aporte de ciertos nutrientes se refiere. 

En muchos casos puede que no se deba a que no los ingerimos, sino a que nuestro atraviesa un periodo en el que requiere un aporte extra, una circunstancia en la que la demanda es mayor.

Por tanto, todas esas también pueden ser situaciones en las que un suplemento o complejo vitamínico puede ser de gran ayuda para proporcionarle a nuestros huesos todo lo que necesitan

Entre los suplementos especialmente útiles para potenciar la salud ósea se encuentran Orgono Articomplex y G7 Original.

Orgono Articomplex contiene una combinación de silicio, zinc, magnesio y vitamina C, entre otros ingredientes. Una composición que ayuda a proteger y cuidar los huesos y cartílagos del cuerpo. 

Además, es un suplemento que aporta otros beneficios, como la mejora de la función muscular y potenciación del sistema inmunológico.

Por su parte, el suplemento G7 Original se centra en proporcionarle al cuerpo silicio elemental, por lo que contribuye al mantenimiento de una buena salud ósea y, al mismo tiempo, favorece una buena movilidad y bienestar articular.

¡No olvides el ejercicio físico!

Aunque la dieta juega un papel central en la salud ósea, no es el único aliado con el que podemos contar. El ejercicio físico también es clave para el mantenimiento de unos huesos en estado óptimo.

Por un lado, realizar ejercicio de forma habitual o regular nos ayuda a fortalecer nuestros músculos y mantener unas articulaciones fuertes y flexibles, lo cual repercute directamente en el bienestar de nuestros huesos. 

Por otro lado, hacer deporte es esencial para mantener una buena salud general y prevenir la ocurrencia de enfermedades que, directa o indirectamente, pueden acabar afectando a nuestros huesos.

Asimismo, el ejercicio físico nos ayuda a mantener un peso saludable. Esto es muy importante, ya que son nuestros huesos quienes soportan la mayor parte de nuestro peso. 

Es decir, si sufrimos obesidad o sobrepeso, nuestros huesos y articulaciones sufrirán más y pueden volverse más susceptibles a padecer enfermedades óseas en el futuro.

Esperamos que este artículo te haya resultado interesante e informativo. ¡No dejes de cuidar tus huesos!

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