¿Has logrado encontrar el tiempo necesario para hacer una limpieza facial diaria?
Incluso las pieles sin maquillar, nunca deberían privarse de este paso esencial en cualquier rutina de belleza y cuidado de la piel. Los productos naturales de limpieza combinados con el agua sobre el rostro logran eliminar bacterias, agentes contaminantes y desechos que no queremos sobre el órgano más grande de nuestro cuerpo.
La limpieza facial diaria elimina el exceso de grasa y las partículas contaminantes y de suciedad que se han depositado en ella en horas previas. Por eso, se considera el primer paso de cualquier rutina del cuidado de la piel y es tan recomendable. Quienes desean combatir la deshidratación y el envejecimiento y cuidar el aspecto de su rostro, manteniéndolo saludable, no prescinden de esta rutina.
Recientes estudios demuestran que los elementos presentes en los productos de uso tópico pueden pasan al torrente sanguíneo a través de la piel, llegando a contaminar nuestro propio cuerpo. Por eso, es tan importante escoger productos naturales para el cuidado.
Errores que debes evitar en tu limpieza facial diaria
Hacer tu rutina de limpieza facial correctamente es muy importante, pero también lo es saber lo que NO debes hacer. Lavarse la cara no es tan sencillo como puede parecer a simple vista. Las malas elecciones en cuanto al método de limpieza o los ingredientes de los productos que se emplean podrían dañar la epidermis, provocando el efecto contrario al que se desea conseguir.
El ritual de limpieza facial debe ejecutarse siguiendo una rutina bien planificada, que tenga en cuenta evitar errores, al menos, en lo relativo a:
- Temperatura del agua.
- Técnicas de limpieza.
- Frecuencia.
- Productos que se emplean.
Temperatura del agua
Pese a que muchas veces relacionamos algunos grados de más en el agua con una mayor eficacia en el lavado, esto no sucede al entrar este líquido elemento en contacto con la piel. La temperatura elevada conduce a una mayor sequedad que, al aparecer de modo repentino, provoca una sobreproducción de sebo, además de empeorar problemas relacionados con el acné o la rosácea. El resultado es que el rostro adquiere un aspecto aceitoso y poco saludable.
Por el contrario, el agua fría, minimiza estos inconvenientes, ayudando a lograr una piel de aspecto más homogéneo. El motivo es que esos grados de menos consiguen evitar la apertura de los poros y reducir la inflamación, mejorando el aspecto del rostro al instante.
Técnicas de limpieza facial
Los movimientos que hacemos con nuestras manos durante este ritual de limpieza pueden contribuir a favorecer la circulación de la zona y a atenuar las líneas de expresión si se realizan correctamente.
Antes de iniciar el proceso de masaje para la limpieza facial es preciso lavar las manos cuidadosamente para evitar introducir bacterias en la zona.
Un masaje aplicado con movimientos circulares, de dentro hacia fuera del rostro, con firmeza, pero sin presionar en exceso, ayudará en la aplicación de los productos elegidos y favorecerá el saneamiento de la piel. Se pueden emplear esponjas específicas para el rostro, siempre que se tenga la precaución de mantenerlas adecuadamente desinfectadas y sustituirlas con frecuencia.
Tras el aclarado, un secado con pequeños toques, sin frotar, respetará las proteínas y los ácidos grasos que protegen la piel de la irritación.
Limpieza facial: frecuencia idónea
La limpieza facial diaria es un requisito para mantener la piel del rostro saludable y con buen aspecto. Sin embargo, no basta con un lavado al día.
La constancia es clave para ver resultados y, por eso, se recomienda:
- Limpieza matutina: ayuda al despertar del rostro, bajando la inflamación que puede haberse producido durante las horas de sueño. En algunas pieles, es fundamental para eliminar el exceso de grasa producida a lo largo de la noche, así como los restos que pudieran quedar de los productos de cuidado del rostro aplicados antes de ir a dormir.
- Limpieza de noche: sirve para eliminar la suciedad y los contaminantes que se acumulan en la piel durante el día. El resultado es una piel más joven y saludable. Esta rutina favorece la penetración de los productos que se empleen para el cuidado del rostro.
Elección de productos
Existen diferentes productos para cada tipo de piel y no puede generalizarse, cada uno funciona mejor para cubrir determinadas necesidades o resolver problemáticas específicas (piel seca, piel acnéica, piel sensible…).
Hay que tener en cuenta que los productos empleados deben eliminar toda la suciedad que haya podido depositarse sobre el rostro, pero sin despojarla de sus aceites naturales.
Es fundamental elegir los que incluyen ingredientes naturales. Se trata de la forma más segura de proteger este órgano y retrasar los signos visibles del envejecimiento.
También es importante recordar que, una vez se ha limpiado y secado la piel, es buena idea aplicar un suero o humectante, mejor si es natural y contiene Silicio, en 60 segundos para retener la hidratación que la piel recibió del agua antes de que comience a evaporarse. De esta forma se optimiza la regeneración de la piel previniendo la formación de líneas y arrugas.
Limpieza facial diaria paso a paso
Cada persona realiza su limpieza facial diaria de un modo distinto. Es lógico, sobre todo, si tenemos en cuenta que no todos disponemos del mismo tiempo, ni tenemos la misma piel. En cualquier caso, los pasos básicos a seguir son:
- Refrescar el rostro con agua, en un primer contacto que cubra toda la superficie, recordando mantener la temperatura adecuada, preferiblemente fría.
- Aplicar el limpiador con las yemas de los dedos, realizando movimientos circulares, del centro de la cara hacia el exterior con cierta firmeza.
- Enjuagar la cara para eliminar la espuma y los restos.
- Secar la cara con toquecitos suaves, sin frotar.
- Aplicar un producto de cuidado que ayude a mantener el nivel óptimo de humedad e hidratación de la piel, como puede ser una crema que incluya silicio y rosa mosqueta.
Es importante evitar lavarse la cara más de dos veces al día y no usar toallitas multiuso para sustituir a productos específicos. Este tipo de productos pueden irritar la piel, no logran una limpieza efectiva y resecan la epidermis, dejándola vulnerable a sufrir daños.
¿Te has parado a pensar a qué está expuesta tu piel a lo largo del día?
Desde el maquillaje y el sudor hasta las partículas del ambiente, el rostro se enfrenta a multitud de agresores externos. Desde hoy, asegúrate de que tu rutina de cuidado incluye una limpieza facial diaria en la que aplicas los mejores productos naturales. Así mantendrás tu aspecto más saludable y joven, multiplicando los efectos beneficiosos de serums, cremas y tratamientos, que aumentan su eficacia gracias a una mejor absorción.
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