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mujer deprimida necesita terapia de activación conductual

Qué es la activación conductual y cómo se aplica en los pacientes

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La activación conductual, en el marco de la psicología, es un tipo de técnica que ha demostrado ser eficaz para combatir los bajos estados de ánimo. Por lo tanto, es idónea contra la depresión, entre otros trastornos que afectan a los sentimientos. A continuación explicamos cómo es, sus fundamentos y su modo de aplicación en los pacientes. 

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¿Qué es la actividad conductual?

Perteneciente a las conocidas como terapias contextuales, la activación conductual pone más el foco en los síntomas que tiene la persona. Busca fomentar cambios en el comportamiento y que se active al exponerse a determinadas situaciones o estímulos

Dicho con otras palabras, intenta animarla para que actúe de una manera distinta. 

Y que realice actividades que pueden mejorar su estado emocional, aunque no tenga ganas de hacerlas. Porque un paciente deprimido deja de lado o se evade de esas prácticas con las que se siente bien y que disfruta. Tampoco quiere aventurarse a probar otras nuevas. El objetivo es que obtenga un refuerzo positivo: agradable y placentero.

psicóloga con paciente ejemplo activación conductual

Diferencia con el enfoque cognitivo conductual

Debemos aclarar que esta terapia se diferencia del enfoque cognitivo conductual en que, precisamente, no se centra tanto en los aspectos biológicos de la persona. Persigue que el proceso se desarrolle al revés. Es decir, que de un modo distinto de comportarse se alcance un cambio a nivel cognitivo y del estado anímico. 

Ya que en el enfoque cognitivo conductual, los psicólogos trabajan más en la evaluación de los pensamientos. De forma que modificarlos conduce a otro adoptar otros comportamientos. Como ves, el funcionamiento es totalmente inverso. 

¿Cuántos son los principios de la activación conductual?

En total, podemos enumerar diez principios básicos sobre los que se asienta la activación conductual. Ayudan a comprender por qué llevarla a cabo en pacientes con depresión es útil para revertirla. 

  • Cambiar comportamientos sirve para generar sentimientos positivos, pues después de hacer una actividad, nos sentimos mejor. 
  • Las estrategias inmediatas que adoptamos para afrontar ciertos cambios vitales que han causado depresión pueden bloquearnos, de forma indefinida. Provocando así que mantengamos unas conductas que mantienen y agravan el estado depresivo.
  • Es importante conocer los precedentes de las acciones que realizamos para saber qué ha ocurrido antes de llevarlas a cabo. Al igual que es clave lo que sucede después, es decir, lo que desencadenan esas conductas.
  • Hay que planificar actividades según un plan y no según un estado anímico para que tengamos una percepción de nosotros mismos más reconfortante.
  • Lo mejor para afrontar un cambio con la terapia de activación conductual es ir poco a poco. Para ello, lo recomendable es dividir nuestra meta en tareas pequeñas que, al completarlas, nos llevan a alcanzarla. 
  • Priorizar las actividades que suponen un reforzamiento natural contribuye a que se consoliden en el tiempo.
  • El psicólogo actúa como una persona que nos enseña distintas habilidades para solucionar problemas. 
  • Cualquier resultado puede ser útil, aunque no siempre sea el que esperamos lograr en las sesiones de activación conductual.
  • No hablar, sino actuar es uno de los fundamentos más simples, pero reveladores de cómo funciona esta técnica.
  • Esforzarnos en superar las barreras creadas a lo largo del tratamiento. Por ejemplo, si un comportamiento no se realiza, es esencial analizar la razón para resolver la dificultad que puede existir. 
sesión de terapia de activación conductual

¿Cómo hacer una activación conductual?

Que la terapia resulte exitosa depende de cada caso o paciente. A pesar de que podemos describir una estructura de la misma, no siempre se sigue un protocolo estricto: 

  • Revisar las actividades que se desempeñan a diario, desde que suena el despertador hasta que nos vamos a dormir. Esto permite programar unas y eliminar otras, en función del análisis que haga el terapeuta. 
  • Esclarecer los objetivos que se desean conseguir en cada actividad o conducta. Aquí entra en juego la identificación de los intereses personales.
  • Redactar un plan que, en un calendario, concrete por escrito las tareas que debemos ejecutar cada día.
  • Desarrollar habilidades que puedan ser necesarias para realizar exitosamente la acción. Ya sea potenciar unas que ya se tienen o aprender nuevas.
  • Específicamente en pacientes de corta edad (niños) también es positivo añadir motivadores o premios al cumplir con lo programado.

En cuanto a las sesiones de activación conductual, destacamos que tienen una duración de entre 45 y 50 minutos. La primera se utiliza para evaluar o recoger información del paciente. Así como para explicarle cómo es el tratamiento y si tiene preguntas al respecto. Las siguientes se centran en la programación y las estrategias, siguiendo lo listado arriba.

Al principio, el psicólogo tiene un rol más activo en la valoración de dificultades, propuestas de actividades, etcétera. Pero, conforme progresa, la propia persona toma ese papel porque se va dando cuenta de lo que influye en la consecución de sus metas. Hacia el final del tratamiento, el profesional se dedica más a prevenir recaídas.

En definitiva, la activación conductual es una terapia beneficiosa para combatir la depresión u otros problemas de bajo estado de ánimo. Distinto al enfoque cognitivo conductual, hay que guiarse por sus principios y modo de aplicación para que tenga éxito. Como suplemento alimenticio para estar más sano mentalmente, aconsejamos tomar el G7 Neuro Health, que ayuda a la función psicológica del cerebro. 

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