3 estrategias infalibles para combatir la fatiga visual

Vivimos una era digital en la que prácticamente todo lo hacemos a través de nuestros dispositivos. Estamos gran parte de la jornada delante de una pantalla, y más aún tras el confinamiento: hemos pasado de una media diaria de 11 horas a 14. Sin duda, un uso excesivo del que casi ni te darías cuenta si no fuese por la fatiga visual.

¿Por qué aparece la fatiga visual?

Tal y como explica la Asociación Española de Optometristas Unidos, la fatiga visual o astenopia es un problema funcional producido por una sobrecarga en la visión.

A diferencia de la presbicia, no está ligado a la edad, sino a diversos factores:

  • Periodos prolongados en los que se mira sin descanso a un punto cercano (como un libro o pantalla) o lejano (como la televisión o cuando conducimos).
  • Cambios frecuentes de una visión próxima a una distante y viceversa.
  • Zonas mal iluminadas o con demasiada luz (deslumbramiento).
  • Uso de lentes de contacto.
  • Falta de sueño.
  • Alérgenos, calor, aire seco, humos y otras situaciones ambientales adversas.
  • Condiciones médicas como síndrome del ojo seco, enfermedades oculares (miopía, astigmatismo…), alteraciones anatómicas (ectropión, blefaroespasmo…), estrés o cirugías refractivas.
  • Medicamentos como ansiolíticos, antihistamínicos o tratamientos antiacné.

La causa más común: las pantallas

Es una realidad: hasta un 80% de los que usamos dispositivos electrónicos sufrimos un tipo de fatiga ocular denominada síndrome visual informático. En un estudio se comprobó que solo con una hora de uso ya comienzan los primeros síntomas.

¿Los motivos? Frente a una pantalla parpadeamos menos, nos exponemos a un exceso de luz azul de alta frecuencia y contrastes inadecuados, y tendemos a adoptar malas posturas corporales. Todo un cóctel dañino para la vista.

¿Cuáles son los síntomas de la fatiga visual?

El abanico de manifestaciones asociados a la fatiga visual es amplio, y los solemos referir como “ojos cansados”.

Seguro que muchos te suenan: escozor, picor, sequedad, lagrimeo, hinchazón leve, enrojecimiento, problemas para enfocar, visión borrosa, mayor sensibilidad a la luz, complicación para mantener los ojos abiertos y parpadeo espasmódico.

Espera, que hay más. Las malas posturas de las que hablábamos antes pueden ocasionar dolor de cuello, hombros y espalda.

Así mismo, es común que aparezcan cefaleas, sensación de congestión en el puente nasal o las cuencas de los ojos, dificultad para concentrarse o insomnio.

Lo más preocupante lo trae la exposición prolongada a la luz azul de las pantallas. Puede agravar la miopía en los jóvenes y, a medio plazo, provocar daños en la retina o favorecer el desarrollo de enfermedades más graves como la degeneración macular.

Además, todos los factores mencionados más arriba aumentan el riesgo de sufrir el síndrome del ojo seco.

 

¿Cómo combatir la fatiga visual?

Dales un respiro a tus ojos

La fatiga ocular normalmente revierte si te apartas un momento de la tarea que te la está ocasionando, ya que darás un descanso a la vista.

También puedes calmar los síntomas aplicándote frío o masajeándote el contorno de los ojos (cerrados) con una crema hidratante.

“Ergonomiza” tu visión

La vida actual parece inconcebible sin portátiles, smartphones y demás aparatos. Adoptando una serie de costumbres mejorarás tu ergonomía o comodidad visual y evitarás el síndrome visual informático:

  • Ten siempre una iluminación correcta.
  • Mantén una buena postura (¡esa espalda!).
  • Permanece a una distancia adecuada de la pantalla (35-55cm según el tamaño) y que su parte superior esté al nivel de tus ojos o justo por debajo.
  • Establece pausas de unos 20 segundos cada 20 minutos para echar la mirada a algo que esté mínimo a 6 metros. Mejor si es a una fuente de luz natural.
  • Parpadea voluntariamente con cierta frecuencia.
  • Utiliza filtros ópticos para la luz azul.
  • Sitúa tus tareas a una misma distancia para reducir los giros del cuello y la cabeza.
  • Configura el tamaño de letra, el brillo y el contraste de tus dispositivos para que te resulte más fácil leer.
  • Trata de restar horas digitales y suma tiempo analógico. Define momentos de desconexión y fija un día “detox” sin aparatos electrónicos.

Utiliza lubricantes oculares

Hay situaciones en las que las medidas anteriores suelen ser insuficientes: una alergia, una medicación, una enfermedad, una cirugía, el uso de lentes de contacto… O simplemente un trabajo que nos obliga a pasar demasiadas horas delante de la pantalla.

En estos casos lo mejor es utilizar lubricantes oculares, los cuales hidratan el ojo y disminuyen  las molestias asociadas a la fatiga ocular como la sequedad, el enrojecimiento o el escozor.

Habitualmente se presentan en forma de gotas de suero fisiológico. Ejemplo de ello es Silicium G5 Vision, que contiene además silicio orgánico y ácido hialurónico para multiplicar el alivio de los síntomas.

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También existen potentes suplementos orales como G7 Vision en cápsulas, que se formula con 17 principios activos naturales que nutren y mejoran la vista.

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La fatiga visual se ha convertido en un tema preocupante como consecuencia del exagerado tiempo que pasamos frente a la pantalla. Debido a ello, es más prioritario que nunca aplicar las recomendaciones que te hemos descrito y cuidar la salud ocular. ¡No descuides tus ojos y toma acción!

Sobre el autor...


 

 

 

Raúl Tizón

Farmacéutico, copywriter y redactor.

Acerco la salud a las personas a través de las palabras. Soy graduado en Farmacia (UCM) con un Máster en Enfermedades Infecciosas (UAH). Dispensé tras un mostrador de farmacia e investigué en dos laboratorios hasta que descubrí que lo mío era escribir. Me gusta cuidarme, hacer ejercicio, escuchar música y comer en buena compañía.

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